Érase una vez un chico llamado Carlos. Segundo de una familia de emprendedores, hermano de Sergio y de Mikel. Nació en San Sebastián de genes riojanos. Creció en Vitoria y allí -en el colegio- conoció a Diego, a Jorge y a Juan.
Tres de los socios de ILOVEWINE : Diego, Carlos y Juan
Desde muy pequeño Carlos vivió cerca de viñas y cuándo iba a Casalarreina, el pueblo de Mary -su madre-, situado en la Rioja Alta veía los viñedos, disfrutaba de las fiestas de la vendimia, incluso iba a recoger uva. En la mesa de los Hierro, siempre había una botella de vino y aprendió en casa a distinguir un crianza de un reserva. Esa cultura fue calando casi sin que él se diera cuenta y le hizo ir adquiriendo criterio, gusto por lo bueno y amor por los caldos bien hechos.
Sergio, hermano mayor de Carlos
Mikel, el pequeño de los hermanos Hierro
Nuestro protagonista se hizo adolescente, y le cogió afición a organizar cenas con los amigos. En esos eventos coincidía con Diego, con Jorge y con Juan. Ellos recuerdan que desde joven siempre elegía y hacía las propuestas de vino en las cenas de la cuadrilla. ¡Era un proyecto de sumiller!
Carlos y Jorge en un recorte de prensa. Noticias de Álava. Enero de 2012
Más tarde emprendió varios retos, uno de los cuales fue un restaurante en el que cultivó esa afición tan bonita de maridar comida y buenos vinos. El sumiller seguía creciendo, afinándose, conociendo más su tarea.
Hace dos años, su mente emprendedora, tuvo a bien juntar sus grandes amores: la familia, los amigos, y la tierra. Fruto de esto salió un proyecto muy especial: ILOVEWINE. Se trata no sólo de una tienda de vinos online sino de un proyecto vital. No se vende vino, se transmite Rioja Alavesa y Rioja Alta, familia, amor y conocimiento de la tierra, respeto al vino y alegría.
Es un cuento de Navidad porque en estas fechas asistimos a un Nacimiento, como el del proyecto de Carlos. Es un cuento de Navidad porque en estas fechas asistimos al nacimiento de la Esperanza, de las ilusiones, del todo es posible.
Carlos tiene un proyecto entre manos en el que no está sólo. Le acompañan muchas personas que comparten, como él, esa ilusión.
¡Feliz Navidad!